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Friday, June 22, 2007

Venganza 1

Titulo : Venganza
Título del Capitulo : Venganza
Autora : Algodon de Azucar
Serie : Tenis no Oujisama
Pareja : Tezuka Kunimitsu y Fuji Syusuke
Status : Completo
Número de Palabras : 8,746
Advertencia : Engaño


La lluvia golpeaba fuertemente el cristal de la ventana, afuera, el cielo estaba vestido de un color gris intenso y demasiado oscuro, la lluvia hacia que la melodiosa caída de las gotas de agua fuera lo único que se escuchara en esa pequeña sala, sus ojos estaban fijos a través de ese cristal, mirando como el agua acariciaba y hacia caminos impredecibles sobre el fino vidrio de aquella ventana.

El reflejo de su rostro era nítido, sus ojos de color azul océano estaban con una expresión extraña, parecía que denotara tristeza, dolor, decepción, angustia, rencor, ira, depresión... todo estaba mezclado en esos ojos de color azul oscuro, mientras sus orbes brillaban de manera tan poco normal que quería fundirse con las gotas de agua, su rostro estaba pasible, tan solo sus labios formaban una línea recta, sus cejas estaban en una posición desconcertante, no se sabia si su gesto era de frustración o enojo.

Definitivamente, estaba hecho un caos su rostro, que era un poco el reflejo de lo que dentro de él se encontraba, todo eso que se veía en sus ojos, en sus cejas, en el puente de la nariz, en esos labios, y en esas pequeñas gotas, que celosas, intentaron dibujar los mismos caminos que hacían las gotas de lluvia en el cristal, pero en las suaves y blancas mejillas del chico castaño.

Su cabello estaba empapado, algunos flecos se adherían a su frente, otros más a sus patillas, unos más a su quijada, sus ojos de pronto se vieron perdidos...

Aun lo recordaba, como estaban ahí, parados en medio de las canchas del club de tenis y la lluvia comenzaba a bañarlos gentilmente, eran gotas tan suaves que parecían solo acariciarles suavemente, estaban juntos, abrazados, dándose calor...

Aun podía sentirlo...

-FLASH BACK-

Sus manos estaban posadas delicadamente en su pecho, mientras que su cabeza se recargaba en el hombro del más alto quien lo rodeaba delicada y cuidadosamente de la cintura, atrayéndole hacia si en un acto por reflejo y de cariño, el castaño menor estaba sonriente con los ojos cerrados, mientras se repegaba más a él, sus manos comenzaron a hacer una serie de caricias tan suaves y gentiles que estaban libres de algún deseo o intento oculto.

El mayor, cerró los ojos para apretar un poco más el abrazo, sus manos estaban acariciando lentamente la espalda baja del menor, y su mentón se recargaba en el cabello empapado del castaño menor.

-Syusuke...

-Dime...

-¿Por qué...?

-¿Por qué, que?

-¿Por qué te dejas ganar tan fácilmente por mi?...

-Me superas en todos los aspectos, eres el mejor en todo, jugando en la cancha, abrazándome bajo la lluvia, y hasta besándome con suavidad...

-Syusuke... –suspiró suavemente para depositar un suave beso en la frente del menor, mientras lo repegaba más a él.

-Tezuka...

-Dime...

-Dime que me quieres...

-...-

El silencio se apodero de ambos, el chico de cabellos castaños y ojos de océano sabia a la perfección de que al Capitán le costaba declarar abiertamente sus pasiones y sentimientos, si bien él le conocía al grado de saber que pensaba con solo ver sus ojos, también quería escucharlo, era aquella estúpida necesidad humana de escuchar que eres querido, que eres deseado...

-Dímelo...

-...

El silencio de nuevo... de nuevo aquel incomodo susurro tan callado que no se escuchaba, sabia que sus ojos le suplicaban vagamente que no le hiciera eso, pero... Syusuke quería escucharlo, necesitaba hacerlo, deseaba hacerlo, escuchar de sus labios tan solo dos palabras.

“TE QUIERO”

No pedía más, no era una cosa del otro mundo, ¿cierto?... era tan fácil, el mismo se lo había dicho muchas veces, incluso cuando hubo aquella declaración un tanto absurda de ambos, se lo había dicho suavemente contra su oído, pero jamás había escuchado algo de respuesta, no... nunca lo había hecho.

Ya era hora de escucharlo aunque fuera una sola vez, pero conocía al Capitán, y aunque muchas veces ya lo había perdonado por semejante simpleza y estupidez, quería escucharlo una sola vez, solo una vez...

... solo una vez...

-Tezuka... por favor...

-... tenemos que irnos, la lluvia nos hará daño...

El castaño mayor soltó la cintura del menor, al parecer su mirada suplicante no había hecho efecto esta vez sobre el prodigio de su equipo, y aunque sentía las palabras, para él se le hacia absurdo repetirlas, para él, decir muchas veces una sola cosa, comienza a perder el verdadero sentido de lo que se refiere, el verdadero significado se va a la nada, y esa frase, o esa palabra, termina siendo eso, nada.

Con el ceño fruncido, Tezuka se dirigió a los vestidores para adentrarse en ellos, dejando con muchos sentimientos encontrados a Syusuke que lo seguía con la mirada desde el centro de la cancha aun debajo de la lluvia, sus ojos estaban de una forma imposible de descifrar, solo estaban clavados en aquella espalda que ahora se perdía detrás de la puerta verde que cerraba los vestidores del club.

-FIN DE FLASH BACK-

Sus ojos seguían fijos en aquel reflejo que era su rostro, y aunque realmente no se miraba a si mismo, sabia que su reflejo daba a entender lo que sentía, o de cierta forma, algo proporcional a lo que estaba pasando dentro de si.

La habitación estaba completamente oscura, su cuerpo estaba tapando la única posible entrada de luz, y aunque afuera estaba también en completa oscuridad gracias a los nubarrones grisáceos, un poco de luz del día se podía colar entre las nubes y llegar a su habitación, pero no... el no quería ver la luz, no por ahora.

Su mano se fue elevando gradualmente, lento, suave, un movimiento con grácil facilidad para llegar a aquella superficie de cristal que ahora estaba fría, obviando la temperatura externa de su casa, y frunciendo aun el ceño, se dio cuenta de que tomaba demasiado en cuenta algo que era tonto, pero...

Era la necesidad de escucharlo de sus labios aunque sea una sola vez.

¿O es acaso que solo está jugando con él?

¿Se satisfacía con su cuerpo, con sus labios, con sus caricias y cariños, y entregaba algo igual solo para no sentirse vació ni solo?

¿Acaso era solo el juguete de Tezuka Kunimitsu?

Cerró los ojos un segundo, un segundo que bastó para que otro recuerdo asaltara su mente, el recuerdo de saber que Tezuka no era la máscara firme, o esa presencia imponente que lograba dominar a todo el equipo, no, Tezuka era pasión, entrega, armonía, dedicación...

En todos los aspectos...

-FLASH BACK-

-15-0

El pelota había caído detrás de Syusuke, tomándolo desprevenido a ese movimiento que el Capitán había hecho, un punto más le había anotado, y él, solo había podido ganar 2 juegos de 5 que ya llevaban.

El prodigio sonrió de manera complacida, le divertía jugar con Tezuka, ya que definitivamente tenia que esforzarse al grado de querer vencerlo, deseaba vencerlo en cualquiera de las actividades que compartía con él, deseaba vencerlo aunque fuera una sola vez, solo una...

El Capitán volvió a la línea de saque para comenzar a rebotar la pelota haciendo que el prodigio tomara posición en su cancha, esperando con una sonrisa aquel saque.

El servicio llegó como siempre, con potencia y preescisión, Syusuke tuvo que hacer un gran esfuerzo de devolverlo de la mejor manera posible y mandarla al lado contrario de Tezuka, sin embargo, la pelota dio una curva improvisada para caer frente a Tezuka.

-¡T-Tezuka Zone! –dijo alarmado Syusuke mientras abría los ojos en exceso, estaba en problemas.

Se comenzó un peloteo de ambos, las pelotas de Syusuke eran atrapadas dentro del Tezuka Zone, y los golpes certeros de Tezuka estaban acabando con la resistencia y el partido, definitivamente Syusuke estaba sumergido en la famosa técnica de su Capitán y no podía romperlo, por más que lo intentara no lo lograba.

-Demonios...-susurró suavemente, restando una de las pelotas que llegaba en uno de sus lados, para después regresar a su posición.

Tezuka se preparó de manera a que su raqueta quedara en su hombro derecho, su cuerpo girado a tres cuartos, su mirada fija en la pelota.

-Aquí viene... –susurró Inui que se arreglaba las gafas mientras que los demás titulares estaban serios.

El golpe final de Tezuka: Zero Shiki Drop Shot.

La pelota cayo cerca de la red y regreso en un inesperado giro para quedar al ras de la red, mientras Syusuke se quedaba parado mirando aquella pelota amarilla que parecía burlarse de su cruel derrota frente a Tezuka.

De nuevo había sido vencido por aquel hombre de semblante serio y presencia imponente, una vez más sucumbido ante el poderoso Tezuka Kunimitsu.

-Juego y Partido para Tezuka. 6 – 2

Sonriendo como siempre, tragándose el mal sabor amargo de una derrota, se acercó lo que quedaba a la red, dos pasos solamente, y después de eso, espero a que Tezuka le imitara, y quedando de frente, se dieron las manos.

Syusuke abrió los ojos.

-Vaya, nunca puedo ganarte...

Tezuka no contestó, simplemente se limito a verle y después de soltar su mano, se giró hacia las rejas, donde todos estaban parados, esperando.

-Las practicas de hoy terminaron, pueden irse...

Su voz, imponente como siempre, Syusuke volvió a cerrar sus ojos y sonrió.

-FIN DE FLASH BACK-

Esa pasión que demostraba cuando jugaba, la entrega con que iba por cada pelota, la insistencia y poderío que demostraba al golpearla de regreso, la impaciencia de querer ganar de manera rápida y fácil, definitivamente Tezuka era como todos los del equipo, era Tenaz como Inui, valiente como Ryoma, por demás obstinado como Kaoru, fácil de molestar como lo era Momoshiro, infantil y tierno como Eiji, calculador como Oishi, y preocupado por todos.

Y... ¿Cuál era la semejanza entre ellos dos?...

Ciertamente no se la imaginaba, o talvez si.

El reflejo del cristal mostró como su miraba se ocultaba bajo el fleco castaño que comenzaba a secarse lentamente, oscureciendo la parte de los ojos, sus labios estaban aun en esa pasividad que pronto dejó de ser la misa.

Había sonreía tan suavemente que parecía que esa sonrisa era un reflejo ficticio provocado por la deformación del reflejo de las gotas de agua, pero ahí estaba, esa sonrisa que se formaba, que estaba naciendo, una sonrisa de lado, una sonrisa llena de todo lo que sentía en ese momento.

-Hmm... Tezuka... –susurró suavemente con esa sonrisa que se ensanchó aun más para después de eso, subir la mirada y que se viera de nuevo ese reflejo, pero ahora, sus ojos azules océano destellaban de una forma por demás maléfica, parecía que estaba maquinando algo grave, algo que parecía safrtisfacerlo en su más interno deseo.

Destrozar.

Ver sufrir.

Despegó su mano del vidrio para mirar afuera de manera atenta, la lluvia seguía cayendo de manera torrencial, parecía un suicidio el salir en ese estado del tiempo y más si se hacia en la forma que él se encontraba.

La camiseta de titular de SEIGAKU, con la chamarra sobre sus hombros abierta, el pantalón completamente empapado, haciendo más oscuro el color azul del que era hecho, sus manos colgando ahora a sus costados, su cabello aun húmedo, y aunque ya se estaba secando, podía verse las huellas de que había sido sometido a una lluvia torrencial.

Salir en ese estado a la calle sin paraguas era definitivamente un suicidio que... decidió hacer.

Sus pasos se dirigieron a la salida de su casa, pasó por la sala donde sus hermanos lo miraron pasar extrañados, más ninguno dijo nada, ciertamente hasta a ellos les intimidaba aquella mirada que traía pintada en sus hermosos ojos azules.

Yuuta concluyó de que definitivamente ni en el partido contra Mizuki, es más ni contra Kirihara había tenido esa expresión, cada día su hermano le daba más y más miedo, parecía que en verdad lo que se rumoraba de él se hacia cierto a cada instante que le conocía mejor.

-Aniki... –susurró suavemente para después escuchar la puerta cerrarse.

En la puerta principal de la casa, estaba detenido bajo el techo que esta tenia, sus ojos estaban clavados en la acera, el firme pavimento que recubría las calles, aquel gris que hacia combinación con el gris del cielo, sonriendo como hace un momento, dio un paso para después comenzar a caminar debajo de la lluvia.

Las gotas de agua caían por su hermoso rostro, enmarcándolo despacio, delineando sus curvas, mientras su cabello castaño se relamía hacia la forma de su cabeza y el contorno de su rostro, parecía que ahora si, un asesino estaba formándose dentro de Syusuke, un verdadero psicópata que estaba dañado en su más intimo orgullo e iba por la vengaza dispuesto a matar.

Sus pasos eran lentos y el sonido de estos contra el suelo y los charcos, era opacado por la armoniosa melodía de las gotas chocar contra el suelo, sus ojos permanecían abiertos con esa mirada afilada, llena de algo que era combinación de todo, sus manos se balanceaban a sus costados, dándole el impulso para cada paso.

Su sonrisa se ensanchó para darse cuenta que había llegado a la calle que esperaba encontrar, la calle donde estaba situada la casa de Tezuka.

Se detuvo en la esquina para ver hacia el lado opuesto de donde era su destino, y dándose cuenta de que no se encontraba nadie, solo sonrió complacido para dirigir ahora su mirada a una casa de fachada antigua que estaba en el centro de la cuadra, era la tercera puerta del lado izquierdo.

-... hmm... –su sonrisa se ensanchó para comenzar a caminar con sus ojos clavados en la puerta de madera, sus pasos eran seguros más no apresurados, sus manos se balanceaban de manera armoniosa con todo su cuerpo, para después llegar a la puerta y mirar el letrero de la puerta.

-Familia Tezuka...-dijo para subir su mano a acariciar las letras y después de eso cerrar el puño y golpear algo fuerte el apellido.

“TEZUKA”.

Devolvió su careta angelical como era costumbre para tocar el timbre de la manera más tranquila, debía de estar calmado como siempre, si la familia del susodicho Capitán estaba en casa, talvez la venganza tendría que esperar.

La puerta se abrió para dar pasos a unos ojos de color chocolate detrás de un par de cristales que le miraban curioso. Su rostro estaba con sumo cuidado en esa mascara que el mismo sabia que no era cierta, y sonriéndole como si nada pasó, saludó de forma cordial.

-Hola... ¿me dejas pasar?... estoy empapado...

-Syusuke, ¿qué haces aquí?...

-¿No puedo venir a visitarte?

-Pero esta lloviendo muy fuerte...

-Bueno, si no quieres recibirme me puedo volver a casa, al fin ya estoy empapado...

-... pasa...

-¿Perdón?

-Pasa... –le tomó del brazo para jalarlo delicadamente hacia dentro y hacer que se quitara la chamarra y el pantalón, quedando en el pantalón corto de color blanco y la camiseta de regular, obligándole también a que se quitara los tenis y los calcetines blancos.

Syusuke sonreía complacido por las atenciones del Capitán y su pareja mientras que planeaba la idea de cómo seguir con su plan sin caer en la ensoñación de aquellas fingidas atenciones.

Tezuka le dio un chocolate caliente y le presto algo de ropa que le quedaba un poco más grande de lo que le hubiese gustado, un suéter de color negro tejido a mano y un pantalón de pans gris que le quedaba largo, suspirando no dijo más.

-¿A que debo tu visita?

-¿No puedo visitar a mi pareja?... oh, lo siento, ¿no está tu familia?

-No, no está, hablaron hace rato, se quedarán allá hasta que la lluvia aminore, al parecer la carretera está muy afectada y no se puede conducir con seguridad.

-Vaya... entonces ¿puedo quedarme?

-... –lo pensó un segundo- ... habla a tu casa...

-¿Me prestas el teléfono?

-Ya sabes donde está...

Dijo para levantarse del sillón e ir a la cocina y comenzar a preparar algo para cenar, si bien cuando estaba solo no tenia ganas de comer nada, ahora que estaba con su novio, debía de hacer algo para que comiera, seguro no había comido nada.

Syusuke se acercó al otro sillón y tomo el telefono inalámbrico para marcar el numero de su casa.

-Si?... Hermana soy yo, Syusuke... aja... en casa de Tezuka... jejeje comencé a sentirme mal y era el lugar más cercano... si... no. No creo llegar... para eso hablaba, al parecer la lluvia empeoró y no creo poder regresar a casa...si, de hecho, no hay problema, él me lo pidió... si, si, dile a Yuuta que no se enoje... hasta aquí oigo sus gritos... tranquila... estaré bien... jajajaja Hermanita, no creo que suceda más de lo que estás pensando... o quien sabe...-su mirada se clavo en la puerta de la cocina- ... si si, nos vemos mañana después de las practicas, me iré desde aquí a clases con Tezuka... no hay problema por eso... aja... el uniforme?... hermanita, venia con el pans del equipo, no habrá problema... si, tranquila hermanita... aja... si, buenas noches... si, si... adiós.

Terminó la llamada para suspirar y acomodarse en el sillón y echar la cabeza hacia atrás, ¿en verdad debía de hacer eso?... frunció el ceño para después de eso llevarse una mano al rostro, tallándose los ojos.

Tezuka se asomó por la cocina, parado en la puerta de esta, le miró fijamente.

-¿Te preocupa algo?

-¿Ah?

-Que si te preocupa algo...

-No, no es nada... –le mostró la sonrisa de siempre.

Tezuka se regresó a sus deberes mientras que Syusuke se estiraba y después de eso se levantaba para caminar a la cocina y recargarse en el marco de la puerta cruzándose de brazos con sus ojos abiertos y esa sonrisa que más que confianza te daba a entender de que algo planeaba.

-¿Dónde me mandarás a dormir esta noche?

-El cuarto de huéspedes está listo... solo te...

-Quiero dormir contigo... –soltó de pronto, Tezuka se giró a verlo.

-... si quieres...- Syusuke de una forma se alegró por otra le pareció extraño.

¿Acaso Tezuka tenia cargo de conciencia por lo de hace un rato?

Tezuka salió de la cocina para servir una cena suave, era un poco de té para el castaño menor y café para él mismo y un poco de pan dulce, no era nada fuerte, ligero para pasar solo la noche sin hambre.

La cena fue silenciosa, ciertamente Syusuke a veces agradecía que Tezuka no fuera un parlanchín, si no que fuera callado, serio, reservado, pero como dolía que hasta a veces con él se colocaba esa máscara de arrogancia, frialdad que le exasperaba, que le dolía... ¿acaso no eran ellos pareja desde aquel día?

¿Acaso Tezuka solo jugaba?...

Esa pregunta era la que estaba rondando por su mente mientras masticaba elegantemente el pedazo de pan que acababa de morder, y su mano estaba sosteniendo su taza de té, al terminar solo suspiro y se dejó echar hacia atrás.

-Definitivamente haces un té delicioso... te raptaré para que me hagas té en las noches... –dijo divertido a lo que Tezuka solo ablandó su semblante y se levantó sin decir nada tomando las cosas de la cena y dirigirse a la cocina, dejando todo pulcramente arreglado.

Al salir se le quedó mirando para acercarse por detrás pero fue sorprendido ya que Syusuke al sentirlo tan cerca, se levantó de su asiento algo abruptamente y girándose, le sonrió con los ojos cerrados para caminar hacia las escaleras.

-Kunimitsu... tengo sueño... ¿nos podemos ir a dormir ya?

Tezuka lo miró con algo de recelo para después de eso, acomodar la silla donde antes había estado el castaño menor y le siguió para subir detrás de él las escaleras llegando a su recamara, la cual fue abierta por el menor de los dos, dejando ver esa habitación tan bien arreglada y todo debidamente en su lugar.

-“Nunca dejas algo fuera de su sitio, ¿ne Tezuka? – Pensó

Se acercó lentamente hacia la cama para dejarse caer bocabajo en uno de los costados de esta, donde ya había escogido su lugar, el lado izquierdo de la cama, y aunque sabia que era el lugar donde Tezuka siempre dormía, no le importó, simplemente se acomodó para abrazar la almohada y darse cuenta que le embriagaba el aroma del dueño del sitio, ciertamente le enloquecía saber que solo él podía tener al Capitán en sus brazos, sentir sus besos ... nada más él... ¿verdad?

Celos absurdos comenzaron a llenar su cabeza, sin en cambio, negando suavemente se deshizo de esos pensamientos y esas sensaciones que afectarían a su plan perfecto, no se dio cuenta a que hora, Tezuka ya se había cambiado de ropa y ya se había acostado a su lado, dándole la cara, y acomodándose se dijo a si mismo, se pidió que la vengaza comenzara mañana, que ahora solo quería disfrutar de su compañía.

Sin embargo, una mano suavemente se posó en su rostro, le estaba delineando el contorno de esta para bajar a su hombro y pasar a su costado, sus mejillas se tiñeron cuando aquel dedo llegó a su cadera y se detuvo ahí para sentir la mano completamente posada en esa zona, esa mano era fuerte, era grande pero era delicada en la forma de acariciar, sus mejillas se sonrojaron aun más ya que sabia que Tezuka lo miraba entre la oscuridad.

Sentía sus orbes cafés oscuro sobre su cuerpo, su rostro... sus labios.

No se dio cuenta cuando Tezuka se había repegado a él y lo había tomado firmemente de su cadera acercándolo más a él y haciendo que sus respiraciones se entremezclaran mutuamente, sintiendo cálida la respiración del otro en su rostro, su otra mano buscaba lentamente la otra de Syusuke para entrelazar sus dedos, viéndose fijamente a los ojos.

Sus labios fueron atrapados de pronto con otros que exigían atención y respuesta, la cual fue dada inmediatamente, la mano libre de Syusuke envolvió la nuca del castaño mayor para atraerlo a él y girarse en la cama, acomodándose, posando su espalda sobre el colchón, jalando al otro castaño sobre sí, el cual no tardo en acomodarse sobre su cuerpo, posando su mano aun en su cadera, pero ahora de forma más provocativa, y su mano entrelazada afrentándola más.

La mano de Syusuke bajó por la espalda de Tezuka para llegar a la mitad de esta y comenzar a jalar la tela de la pijama del Capitán para subirla al grado de dejar la espalda descubierta, quería tocarlo, sentirlo, desearlo, aun más de lo que ya lo hacía, quería amarlo, perdonarlo una vez más.

Tezuka se despegó un instante para verlo, y darle la oportunidad de deshacerse de esa prenda molesta, la cual desapareció gracias a la mano suave y ágil del prodigio del equipo, sintiendo así, con su mano abierta el pecho del Capitán, tenia los músculos algo marcados, nada exagerado, todo estaba bien, en su lugar, dándole aquel toque sensual y firme que siempre tendría Tezuka Kunimitsu, de nuevo los labios de Tezuka ocuparon los suyos, para bajar lentamente por la quijada al cuello de este dejando pequeñas marcas rojas en el camino.

Los labios de Tezuka, chocaron con el tejido en color negro y frunció el ceño de manera molesta, Syusuke sonrió divertido.

-Nunca te gusta perder...

Susurró pero no recibió contestación más que un beso exigente que le hizo callar cualquier otro comentario, mientras las manos expertas del Capitán estaban infiltrándose debajo del suéter, ya había soltado la cadera y la otra mano del castaño, y sintiéndose libre, comenzó a explorar el pecho y los costados del menor que yacía debajo de él.

Sus manos agradecían el acto de sentir esa piel tan suave y delicada, puramente virginal ante sus toques, bien sabia que Syusuke era virgen en todos los aspectos, y que él era el primero en todo ese tipo de cosas, y también Syusuke era el primero en todo dentro de él mismo, que le despertaba esos deseos, sin embargo... algo no estaba bien.

Subió lentamente el suéter para deshacerse de él sacándolo por la cabeza del menor, para mirarlo, estaba con el torso desnudo y con los ojos clavados en los suyos, exigía aun más atenciones y reclamaba y amenazaba de que no se detuviera en ese momento, aunque de pronto, le aprecio que vio unos ojos verdes en lugar de ver unos de color azul océano.

Entrecerrando los ojos, se acercó llevado por esa vaga ilusión para apoderarse de esos labios de manera posesiva, una vez más, Tezuka le demostraba a Syusuke lo posesivo y apasionado que podría llegar a ser, le encantaba la idea de saberse de él en muchos aspectos, de ser vencido por él en todas las formas, de que él le poseyera una y otra vez como Capitán, amigo, compañero y ahora... amante.

Las manos del castaño menor se acoplaron a su cuerpo, delineando los músculos de la espalda del Capitán mientras que este suspiraba contra el cuello sonrosado del otro, definitivamente esas manos eran delicadas, suaves y sabían donde tocar, de pronto, sus manos bajaron a las caderas de su prisionero una vez más, pegando su cuerpo al de él, logrando sacar un gemido de los labios del menor con aquel acto.

Le mordió el lóbulo de la oreja mientras comenzaba una suave fricción entre sus cuerpos, el pecho suavemente se acariciaba mutuamente contra el otro desnudo, sus piernas ahora también descubiertas, también estaban acariciándoles lentamente, y donde más fricción se sentía, donde parecía que el calor los consumía, era la una zona donde las telas aun no desaparecían.

Syusuke estaba sonrojado, sus manos estaban aferradas a la espalda de Tezuka, mientras respondía a aquellos movimientos de caderas que comenzaban a hacerle perder la razón lentamente, sus labios entreabiertos dejaban salir suaves gemidos y leves jadeos contra el oído de Tezuka quien lo resentía y hacia más fuerte cada fricción.

Las manos de Tezuka no se mantuvieron para nada quietas, se deslizaron hacia arriba para llegar al borde de la ropa interior del castaño menor, y comenzar a deslizarla hacia abajo, acariciando lentamente con aquel acto, la piel de esa zona parecía más tentadora y suave que la demás de todo el cuerpo, y sentía la necesidad de tocar hasta el ultimo centímetro de aquella hermosa piel.

La ultima prenda que cubría el cuerpo de Syusuke fue removida dejándole totalmente desnudo, las fricciones eran cada vez más acentuadas mientras que Tezuka ya no soportaba más, quería hacer suyo ese cuerpo, marcarlo como suyo y de nadie más quería ver el brillo del deseo en esos ojos que en ese momento le parecían verdes y que brillaban solo para él.

Las manos de Syusuke parecían haber leído la mente del otro castaño al cual estaban aferradas y bajaron lentamente por la espalda para llegar al borde de la ultima prenda de Tezuka y comenzar a bajarla lentamente acariciando con esto el trasero del Capitán el cual se sonrojó pero mordió y besó gentilmente el hombro de su amante, dándole a entender que lo hiciera, que siguiera.

Ahora, ambos estaban completamente desnudos, sus cuerpos estaban en un total contacto que parecía incendiarles la piel, las manos del castaño menor volvieron a subir a la espalda del mayor para aferrarse de nuevo a esta, mientras que las manos del mayor se aferraban a la cadera de su prisionera, comenzando de nuevo aquel vaivén de roces que ahora hacia que ambos cuerpos se quemaran entre si.

Syusuke aumentó el volumen de sus gemidos mientras se escondía en el cuello de Tezuka, mientras este, jadeaba contra el oído del menor, acelerando y profundizando aquellos movimientos, sintiendo como ahora el sexo de su amante estaba ya completamente erguido y deseoso de más.

No esperando más, se medio incorporó sin querer mucho hacer aquello para después de eso, acercarse a los labios del otro y besarlo entre posesiva, apasionada y locamente llevando una de sus manos a aquel sexo caliente que acariciaba con candentes movimientos, ahogando gemidos en sus labios por parte del otro castaño, las manos de Syusuke no lo habían soltado.

Su mano dejó un momento aquel sexo para bajar a los testículos, los cuales acaricio con delicadeza, jaló pero no con rudeza, estaba extasiando al otro de una manera que le hacia arquear la espalda y enterrarle un poco las uñas, cosa que no le molestaba, sonrió de forma maliciosa, la oscuridad pudo esconder bien aquella sonrisa que el otro, en su mundo de placer, no notó.

La mano bajó un poco más encontrándose con la virginal entrada del otro, y acariciándola aun más hizo que Syusuke rompiera el beso y arqueara la espalda de placer puro mientras que sentía como el dedo que antes acariciaba comenzaba a entrar lentamente sintiendo un poco de incomodidad pero aun así, lleno de un placer infinito.

De pronto, un segundo dedo hizo aparición dentro suyo para hacer que se quejara ahora más incomodo, más no dijo nada y suplico con un beso en los labios que siguiera, que no se detuviera en esos momentos, estaba enloquecido, extasiado, embriagado con las caricias, besos y el aroma de Tezuka en sus sentidos.

Por su parte, el castaño mayor, comenzó a hacer círculos dentro de su cuerpo, dilatándole la entrada para meter un tercero, el cual fue recibido por un gran gemido ronco, pero ahora de placer puro mientras arqueaba la espalda, desprotegiendo su cuello el cual fue atacado por los labios de Tezuka de manera ágil y mordaz, dejando marcas rojas que en la oscura noche no se notarían.

Sacó lentamente los dedos de aquella entrada para después de eso, colocarse entre sus piernas, haciendo que el castaño menor, flexionara sus piernas y se acomodara para verle con los ojos entrecerrados de placer tomándole de los hombros y repegandose a él.

-Hazlo Tezuka... –suplico el castaño menor en su oído de manera sensual, algo que no soportó el Capitán.

La punta de su sexo estaba acariciando su entrada, haciendo que este jadeara despacio, poco a poco se fue hundiendo dentro de él provocando que Syusuke apretara sus hombros con fuerza y se repegar a él con algo de posesión mientras que sollozaba un poco, para sentir como se detenía, aunque estaba completamente dentro estaba quieto, compadeciéndose de lo que estaba sintiendo.

Tezuka rodeo la cintura delgada del castaño menor para atraerlo hacia si y acariciarle la espalda, la estrechez virgen de Syusuke estaba logrando que la poca razón que le quedaba para quedarse quieto y saber que a quien estaba poseyendo era a Syusuke Fuji, se fuera completamente a la nada, terminando por dejarse llevar por la pasión, sus verdaderos sentimientos y deseos.

De pronto, unos ojos verdes se le vinieron a la mente y ahí fue donde todo termino rompiéndose, la razón del Capitán desapareció y comenzó a moverse lentamente contra el otro castaño que gimió en dolor y un mínimo placer, ciertamente que sabia que esto debía ser así, jamás había sentido tal dolor y menos de aquella parte de su cuerpo.

El baile de los cuerpos fue acelerando progresivamente mientras que el placer aumentaba en el rostro del castaño menor y la pasión y el deseo, cegaban más y más al Capitán, definitivamente era un baile donde tanto Syusuke como Tezuka estaban disfrutando al máximo, olvidándose por un segundo de el mañana, estaban solo pendientes del ahora, de los movimientos del otro, de los gestos y gemidos de su amante.

Los brazos de Syusuke rodearon el cuello del capitán para atraerlo en un beso en exceso posesivo, quería saber que era de él y de nadie más, que en verdad ese acto era dirigido completamente para él y le perdonaría que no le dijese con palabras que le quería, con este simple acto, le bastaba y le sobraba por el momento.

Las manos de Tezuka se aferraron a las caderas del castaño menor, afianzándose más y más a su cuerpo, dejando marcas en las zonas donde sus dedos se apretaban, y aunque dolían, Syusuke las estaba disfrutando como cada una de las embestidas que Tezuka daba una tras de otra, en un armonioso ritmo que estaba enloqueciéndole más y más...

El placer estaba en su punto más alto, los gemidos de Syusuke eran sonoros y se convertían en cantos y suplicas ante los oídos del Capitán que aceleraba y disminuía la velocidad de manera progresiva, logrando un placer aun mayor para ambos, mientras su rostro estaba escondido en el cuello del menor, besando, mordiendo, succionando, dejando marcas que al momento eran rojas y que no prometían dejar marcas más permanentes.

Estaban completamente ciegos del placer que ambos sentía, y ya no pudo contenerse más, el orgasmo alcanzó al castaño menor mientras arqueaba la espalda y dejaba salir en un grito de enorme placer el nombre de su amante, sus manos afianzadas a su espalda que poco a poco se deslizaron hacia los costados con las uñas enterradas en la suave piel, dejando un camino rojo por donde sus dedos arañaban.

El mayor por su parte, seguía embistiendo cada vez más profundo y gimiendo cada vez más alto, sus manos soltaron la cadera muy marcada de Syusuke para rodear su cintura y repegarse a él, clavó sus dientes en el hombro del menor y apretando su mandíbula, ahogo el gemido prolongado del orgasmo que estaba azotándolo en ese momento, Syusuke gimió por él de dolor y placer de sentirlo dentro de él, de sentirse suyo, y de sentirlo propio.

Los espasmos de placer aun estaban teniendo efecto en ambos cuerpos, sus respiraciones estaban agitadas al grado que jadeaban, sus pechos subían y bajaban apresuradamente, el rostro del Capitán seguía escondido entre el cuello del menor, mientras este le rodeaba el cuello, acercándole hacia él, sonriente, estaba feliz.

Todo lo que había pasado hoy lo había perdonado con tan solo sentir el primer roce de sus pieles, con tan solo escuchar su voz susurrándole su nombre, con tan sola una mirada dura que escondía la pasión de Tezuka, definitivamente ya no había nada que reprochar...

... o eso pensó.

Poco a poco, ambas respiraciones estaban ya de forma natural, de hecho, la del Capitán ya estaba acompasada, daba indicios de que el sueño ya se había apoderado de sus sentidos, y Syusuke, solo giró un segundo su cabeza para verlo, entre las sombras, aun se lograba ver el semblante y el perfil de Tezuka, siempre elegante, siempre perfecto.

Se acercó y le beso delicadamente los labios, no quería despertarlo, pero al parecer, el contacto hizo que se removiera un poco, acomodándose de tal forma que sus labios quedaran completamente unidos, Syusuke sonrió.

De pronto, los labios de Tezuka se abrieron débilmente, dejando salir un susurro que congeló al prodigio...

-Syui... chirou... –

El simple nombre le heló la sangre, sus ojos de afilaron y le dieron ganas de aventar al que ahora tenia sobre de él, quería golpearlo hasta desquitarse y después de eso, ir a matar al dueño de ese nombre...

-Syuichiro Oishi...- susurró con arrogancia y odio, con un rencor digno de un psicópata, de un asesino en cadena listo para atacar.

De pronto, a su mente se le vino aquella reflexión que había tenido frente a la ventana de su cuarto, definitivamente era la mejor manera de vengarse de ambos, en especial de aquel que estaba a su lado, definitivamente se vengaría de la forma más cruel de todos, lo pisotearía al grado de que se hincara a sus pies suplicando que ya lo dejara en paz... que detuviera esa locura...

-... ¿acaso es una locura proclamar venganza?... yo lo dudo... –susurro para cerrar los ojos y sonreír de una forma tan diferente a como lo hacia siempre, era una sonrisa sádica, una sonrisa que en lugar de dar confianza, te helaba hasta las entrañas.

El sueño poco a poco le fue venciendo y sin soltarse de Tezuka, se acomodó para embriagarse con el aroma del Capitán, al fin y al cabo, su venganza no significaba que dejaría de amar a Tezuka así como así, disfrutaría esos momentos con él, y saborearía su venganza lentamente, como así se disfrutan las verdaderas venganzas...

Frías y lentas.

---

El sol comenzaba a dar los buenos días a ese lado del planeta, los rayos de luz se colaban indiscretos por entre las cortinas oscuras de la ventana iluminando lentamente la cama que estaba a su lado, y sobre el colchón y debajo de las sabanas, yacían dos cuerpos aun abrazados.

Unos ojos de color chocolate se abrieron lentamente para enfocar donde estaba, se localizó en su cama, en su cuarto, pero algo estaba fuera de lo normal, y al intentar moverse, unos brazos le detuvieron al sentir como unas manos acariciaban su pecho desnudo.

-... estoy desnudo... –susurró suavemente para girarse y encontrarse con una cara por demás angelical.

El castaño menor, dormía abrazándolo suavemente mientras su rostro se medio hundía en la almohada de color blanco, era una visión por demás celestial, no dudó un segundo en darle un pequeño beso en la comisura de los labios, recordando lo que había pasado anoche, y sin que nadie le viese, sin que nadie fuese un verdadero testigo, sonrió de manera suave, casi imperceptible.

Se reacomodó entre esos brazos para volver a cerrar los ojos, quería permanecer unos minutos más así, realmente eran pocas las cosas que le satisfacían así como así, sin embargo su mente comenzó a divagar en muchas cosas, en especial en su pasada pareja, en su ex novio.

Frunció el ceño de manera fastidiosa, realmente el recuerdo de sus ojos verdes, de su sonrisa suave, de sus caricias lentas, de sus cariños tiernos... todo eso le hacia pensar que aun le quería, que aun le esperaba, que aun le amaba, y talvez por eso no podía entregarse de lleno a aquel que ahora lo abrazaba.

Pero él lo sabía, Syuichiro se había enamorado de alguien más, y para que negarlo, en el momento que se lo confesó quiso eliminar a aquel que le robó el corazón, pero...¿quién era él para hacer algo así?...

Nadie.

No, ahora el famoso nombre de Kunimitsu Tezuka no servía de nada, pero se auto convencía de que adoraba al prodigio que le abrazaba, y es que cada que veía esos ojos de color océano se derretía, al sentirlo entre sus brazos, al sentir como se entregaba, quería amarlo plenamente sin la sombra de Oishi en su mente, pero...

... era inútil.

Poco a poco, entre pensamiento y recuerdo, reflexión y regaño mental, los minutos pasaron tortuosamente y el sueño por fin dejó libre al prodigio de SEIGAKU haciendo que se removiera suavemente, emitiendo un quejido de sueño y flojera.

-Dios... que bien dormí... –al sentirse abrazando a alguien, los recuerdos de la noche le regresaron como un flash, al instante, en especial la ultima palabra de Tezuka... o más bien, el ultimo nombre que pronunció antes de quedar totalmente dormido.

Recordó también su venganza y bostezó feliz para estirar los brazos sonriente, sintió de pronto como un cuerpo se acomodaba sobre el suyo y le reclamaba un beso que entregó sin replicar, su venganza... su venganza, comenzaría desde ese momento.

-Buenos días...

-¿Cómo dormiste?

-... abrazándote... aunque prefiero abrazar el osito de felpa que me regaló Eiji, es más cómodo y no se mueve en la noche... –dijo inocentemente debajo de aquel cuerpo, sintiendo como esas orbes de color chocolate se clavaban en sus párpados que estaban cerrados.

Los abrió... abrió sus ojos para regresarle la mirada que hizo que Tezuka se levantara sin decir una palabra más.

-“Sigue anexándole cosas a la lista Tezuka, disfrutaré haciéndote pagar una por una... solo espera y verás que con Syusuke Fuji no se juega... “- pensó.

Se levantó para sentarse en la cama y acomodarse la sabana blanca en su cadera, tapando solo lo necesario de su cuerpo, sintiendo como al borde de la cama estaba sentado el Capitán sin moverse, debía seguir el juego de su venganza, quería que sintiera cada cosa, cada herida, que la pagara de la misma manera.

Sonriente, se acercó a su espalda y lo rodeo con sus brazos, acariciándole el pecho.

-Sabes que miento... no te pongas así, Kunimitsu... -

Las manos suaves de Syusuke se deslizaron por el pecho desnudo del Capitán que para su sorpresa se dejó hacer, Syusuke se repego a su espalda para besarle el cuello y dejar un camino de besos hasta el lóbulo de esta y mordérselo suavemente, logrando que la piel del Capitán se enchinara y este ladeara la cabeza con los ojos cerrados.

Syusuke sonrió.

-¿Qué hora es...?

-Las 9:00 AM, tenemos practica a las diez... será mejor ya levantarnos de la cama...

-Si me das un beso, te dejo ir...

Tezuka solos e medio giro y lo miró sobre el hombro para acercarse y dejarle un beso en los labios, un beso suave y seco, hasta cierto punto frío, Syusuke arrugo el entrecejo y apretó a Tezuka aun más.

-Dámelo bien o no te dejo ir... –su voz ahora sonó amenazante, a lo cual Tezuka se giró completamente.

Conocía lo exigente y posesivo que a veces se comportaba el castaño, y le complació tomándole de las mejillas, empujándole hacia la cama, cayendo sobre de él robándole el aliento en un beso por demás apasionado y frenético, exactamente un beso que deseaba Syusuke, de pronto, la lengua de Tezuka sorprendió a Syusuke, esta se deslizó por los labios del prodigio, avisando su entrada, la cual fue bien recibida.

El beso se apasionaba a cada instante, y sin darse cuenta ya estaban sumergidos de nuevo entre las sabanas, acariciándose mutuamente, los jadeos y gemidos, quejidos y suspiros eran ahogados en los labios del otro, mientras que sus mejillas estaban sonrojadas un poco, acentuando sus hermosos rostros.

Se separaron después de unos minutos y se quedaron viendo a los ojos, Syusuke sonrió complacido para dejar un besito fugaz en los labios de Tezuka y liberarle el cuello, el Capitán respondio el fugaz beso y se levantó cuando se sintió libre y se dirigió al baño.

En ese instante, Syusuke se dio cuenta de que Tezuka ya traía la ropa interior puesta. Levantó una ceja divertido y curioso, vaya habilidad del Capitán de hacer las cosas son que los demás se den cuenta, y sonriente se levantó para tomar su ropa interior y colocársela, cuando iba por su uniforme de SEIGAKU, una mano lo detuvo y lo atrajo para hacer que su espalda chocara contra un pecho bien formado.

-Nos bañaremos juntos... no voy a dejar que andes sucio por ahí...

-Oye... –dijo de manera melosa para girarse y rodearle el cuello y robarle un beso.

-Syusuke... anoche... yo...

-Yo lo disfruté mucho, y aunque tengo unos pequeños recuerdos, me siento bien...

-¿Recuerdos?

-jijiijiji, si... –le señaló con la mirada su propio Hombro, morado con marcas de dientes.

Tezuka Palideció, Syusuke definitivamente disfrutó esa cara de consternación del Capitán, una vez más era comprobado de que Tezuka Kunimitsu era un apasionado que solo usaba una mascara de frialdad por su puesto de Capitán, nada más... y su venganza consistía en deshacerse de aquella mascara, destruirla, destrozarla...

-Te quedará muy marcado...

-Mejor... así me acordare de anoche cada vez que la vea... –dijo suavemente mientras se repegaba a su pecho, escondiendo ahí su rostro, abriendo los ojos y sonriendo con perversión y malicia.

Tomaron el baño y entre juegos, caricias, besos y cariños, se terminaron arreglando para vestirse ambos y salir en dirección a la escuela, el camino fue completamente en silencio aunque Syusuke sonreía como siempre, y le costaba un poco caminar, claro está, pero no importaba, no era nada comparado a lo que ya traía en el corazón.

Llegaron a la puerta del Instituto y Syusuke tomó un camino diferente a Tezuka, el cual se detuvo un segundo, le llamo un par de veces, pero Syusuke, con sus ojos cerrados y su sonrisa habitual no respondió, siguiendo su camino hacia otro lado que no eran las canchas de tenis.

El Capitán no pudo esperar si seguirlo, simplemente se encaminó hacia las canchas, en especial a los vestidores donde dejaría sus cosas y se prepararía para el entrenamiento de hoy, seguramente Syusuke no tardaría en regresar, talvez solo iba al baño.

Solo tal vez...

---

Sus pasos se guiaron hacia las instalaciones de la escuela, su semblante cambió al atravesar la puerta de uno de los salones que daba exactamente a las canchas de tenis, y deteniéndose en la ventana, miró con esos ojos llenos ahora de ira y rencor hacia las rejas de las canchas, donde logró divisarlos, a ambos.

Los dos estaban platicando en la entrada de los vestidores, Oishi parecía sonreírle, a lo que Tezuka parecía no modificar su semblante serio, y aunque lo sabía, seguía pensando en él.

Su ceño se frunció de una manera cruel y una sonrisa sádica apareció en sus labios.

-Esta sensación... esta sed de venganza... me encanta... –dijo suavemente para apretar el tirante de su maleta que traía al hombro donde guardaba sus cosas, y después de eso, se giró para desaparecer entre los pasillos de las instalaciones cual fantasma.

---

De nuevo su sonrisa, de nuevo su semblante de siempre y sus pasos lo llevaban ahora al vestidor de su club de tenis, deteniéndose frente a una de las canchas, divisó a Eiji que estaba jugando contra Ryoma haciendo piruetas y saltos de manera infantil pero a la vez dando un gran espectáculo, sonrió, y adentrándose al vestidor, vio a Tezuka sentado en el banco.

-¿Dónde estabas?

-Por ahí... –dijo amablemente sin prestar mucha atención.

-Llegas tarde.

-Lo sé... ¿quieres que de veinte vueltas a la cancha, Capitán?- La mirada de Tezuka se afilo, a lo que Syusuke hizo caso omiso.

-Que sean treinta...

-Bueno... –dijo quitándose la chamarra y tomando su raqueta salió de los vestidores sin siquiera dirigirle una sola mirada al Capitán que seguía sentado en el banco del cuarto con los brazos cruzados, y le siguió con la mirada.

Dejando su raqueta junto a la de Eiji, Momoshiro, Ryoma y Oishi, que por cierto la ultima la tiro debajo del banquillo a propósito, haciéndola perdidiza, se dispuso a comenzar a correr sus vueltas.

-¡Syusuke! Nyah!... que te pasó que llegaste tarde! –dijo el pelirrojo descuidando un poco su juego contra el novato titular quien le anotó el punto, haciendo que la atención del acróbata regresara al partido, olvidándose momentáneamente de su amigo castaño que ya corría alrededor de las canchas.

Tezuka salió del vestidor cambiado, estaba con su raqueta en la mano y su uniforme para jugar, la mirada estaba más afilada de lo norma y se colocó en el camino de Syusuke, mirándole directamente a los ojos, este por su parte, intentó evadirlo, pero...

-Syusuke, entra a la pista... jugaremos un partido a un set...

Syusuke abrió los ojos al detenerse y se giró para verle con una sonrisa que no era para nada tierna ni amable.

-No me hago responsable de las consecuencias... –dijo suavemente para tomar su raqueta de entre el montón y acercándose a su lado de la cancha, sonrió.

Tezuka lo miraba de manera recelosa, ya intuía que algo no estaba bien.

-Saca tú... te ceo el privilegio de hacerlo...

-¿Acaso me estás dando ventaja, Syusuke?

-... quizá...

Dijo sin cerrar los ojos para retarlo con esa mirada, colocándose en la posición de restar el saque, definitivamente ahora si que no se dejaría vencer. Por otra parte, todos los titulares y no titulares estaban ya alrededor de la reja para ver el encuentro, Tezuka definitivamente no estaba actuando como siempre.

-¿Qué le pasa a Tezuka?... –susurró Oishi algo consternado.

Syusuke le dedico una mirada desdeñosa.

Tezuka hizo un servicio fuerte y claro, dirigido a la esquina opuesta de donde estaba Syusuke, definitivamente iba en serio, pero el castaño menor solo sonrió y alcanzado la pelota la devolvió de una forma que Tezuka no pudo hacer nada.

-Te demostraré... el por que me llaman prodigio... –susurró arrogante Syusuke, a lo que todos estaban asombrados.

Tezuka afilo la mirada, Oishi y Momoshiro tenían los ojos abiertos en sorpresa, Inui se arregló las gafas, Ryoma estaba mirando atentamente, Kawamura tenia la preocupación tatuada en su cara, Kaoru estaba hasta atrás recargado en uno de los muros y Eiji tenia los labios entreabiertos y sus ojos entrecerrados.

-¿Qué planeas ahora... Syusuke Fuji?... –susurró para si el pelirrojo quien solo se cruzo de brazos para después suspirar.

De nuevo otro saque el cual fue devuelto con una facilidad sorprendente, en este momento parecía que Tezuka era un principiante enfrentándose a un veterano que era Syusuke, quien sonreía de manera altanera, sus ojos afilados y sus gestos por demás arrogantes.

Los puntos eran anotados uno a uno, el juego era parejo en ciertas veces, otras Tezuka dominaba con sus mejores técnicas, el Tezuka Zone y el Zero Shiki Drop Shot.

-5 – 4, Ventaja para Syusuke.

El chico que cantaba el puntaje lo decía de manera algo insegura, ciertamente jamás se había imaginado que el propio Capitán estuviera perdiendo frente de si, es más ni siquiera cuando jugó contra Atobe Keigo de HYOTEI, se había sentido de esta forma, y lo peor era que el sentimiento era compartido con los presentes, los titulares y no titulares.

De nuevo el saque invisible de Syusuke hacia aparición para dejar en Match Point con ventaja hacia él, un punto más y Tezuka seria suyo.

Sosteniendo su raqueta, afiló la mirada para sonreír y después darle la espalda, caminando hacia la línea de saque, definitivamente ese partido era de él y Tezuka parecía no ser afectado pero... le conocía al grado de que sabía que se sentía humillado.

-Bien... esto es el fin... –susurró solo para Tezuka que al escucharlo, afilo la mirada aun más, recibiendo el saque de Syusuke, un saque normal, algo que se le hizo extraño.

Comenzaron el peloteo y Tezuka uso su Tezuka Zone, a lo que Syusuke sonrió y golpeo la pelota... exactamente frente de él la pelota giró hacia arriba y cayendo detrás de Tezuka, sobre la línea del fondo, rebotó para caer en la mano de Syusuke.

-Juego y Match para Syusuke. 6 – 4 – dijo el chico que estaba de juez con la voz casi nula.

Syusuke sonreía con la mano estirada hacia el frente, sosteniendo la pelota amarilla.

-¿Qué se siente que tus mejores técnicas sean destrozadas?... –dijo para bajar la mano y acercarse a la red, frunciendo el ceño, su rostro ahora reflejaba el odio y la ira que tenia dentro.

-¿Por qué has hecho esto...?

-Quiero verte llorar... quiero oírte gritar...

-¿Qué has dicho? –dijo algo alarmado.

-Tan solo quiero que tu alma no vuelva a ver la luz del sol...

-No es gracioso Syusuke... ¿Qué es lo que quieres de mi?

-Pisaré tu orgullo tantas veces como pueda, hasta que mi odio te parezca... algo ya natural y necesario para vivir...

El castaño menor, se dio media vuelta para ver directamente a Oishi quien se intimidó un poco, después con la raqueta lo señaló.

-Esto es el comienzo... te declaro la guerra... –sonriendo, se retiro del sitio para desaparecer.

Oishi había entrado en un estado de pánico y no se movía, ni parpadeaba, parecía no respirar, Tezuka estaba en la cancha y cayo de rodillas de una forma humillante, algo había pasado... ¿pero que?

¿Acaso se habrá enterado de lo que había tenido con Oishi antes que él?...

Pero eso ya es pasado... aparte, anoche la pasaron muy bien... estuvieron juntos, se amaron, es más en la mañana todo parecía normal, que sucedía?.

Todo el club estaba en completo silencio, esperaba algún tipo de comentario, alguna orden que no llegó, simplemente, Capitán y su.-capitán estaban en estado vegetativo, idos de toda realidad, hasta que Inui ordenó que se retiraran del lugar para también retirar a los regulares, al parecer esto era algo personal entre esos tres y no debían meterse.

Todos, sin excepción aceptaron aquello, querían primero perder la titularidad a meterse entre esos tres, en especial en el camino de Syusuke Fuji.

La puerta del vestuario se cerro de manera suave y lenta, y aunque por fuera estaba sonriendo de manera normal como ya era siempre, por dentro tenia unas ganas de gritar de felicidad y de una satisfacción.

Lo había logrado... humillar a Tezuka públicamente... y ¿qué mas sigue?

-Hmmm... si esto es apenas el comienzo... –dijo suavemente para colocarse la chamarra del colegio de SEIGAKU y después tomar su maleta y comenzar a salir de la escuela con una sonrisa satisfecha en los labios.

Posted by Algodón de Azucar @ 2:47 PM

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