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Friday, June 22, 2007

Venganza 3

Titulo : Venganza
Título del Capitulo : En mis manos está tu final
Autora : Algodon de Azucar
Serie : Tenis no Oujisama
Pareja : Tezuka Kunimitsu y Fuji Syusuke
Status : Completo
Número de Palabras : 2,732
Advertencia : Venganza

Aroma a café recién hecho, el dulce sabor de las flores de diferentes colores y tamaños, combinados con el humo del cigarro y algunas otras cosas que no puedo reconocer, esta revoltura de aromas comienza a asquearme y mi estomago se me está revolviendo.

Mi hermana me ha dicho que es por que no he comido nada desde anteayer cuando nos dijeron que Yuuta estaba definitivamente muerto y que no se podía hacer nada más, mi padre tuvo que retenerme por que deseaba golpear con todas mis fuerzas a aquel Doctor tan incompetente, Yuuta no podía estar muerto..

No podía.

Me levanto de mi asiento, y aunque era cómodo, me siento completamente fuera de lugar, no me gusta usar el negro y ahora es el color que todos están usando en esta sala, no hay colores más que los de las flores que rodean el féretro de Yuuta.

Me acerco a paso lento, no me había atrevido a acercarme a ver el ataúd, es que se me estrujaba el corazón de tan solo pensar ver el rostro de mi hermano ahí dentro, quizá sin figura por lo que alcancé a escuchar de mi hermana; apreté los puños y reuní toda la fuerza que me quedaba en mi cuerpo y me acerqué paso a paso.

Tragué saliva cuando solo quedaba un poco de espacio, solo un paso y estaba viendo el rostro de mi hermano, su frente estaba extraña, tenia una forma desconfigurada y con varios bordees que no tenia, sus labios estaban secos y su nariz estaba ligeramente chueca, sus orejas estaban más salidas de lo normal.

Eran detalles que nadie aparte de mi que le conociera tanto, notaría.

Apreté los ojos y fruncí el ceño, debía de reconocer que el Doctor había hecho un buen trabajo en casi reconstruir la cara de Yuuta y es que la ultima vez que lo vi en la ambulancia, tenia el rostro... la mitad deshecho.

Suspiré y posé mi mano sobre el cristal que le cubría mientras que suspiraba y me tragaba inútilmente las lagrimas que estaban saliendo de mis ojos completamente sin mi consentimiento, suspiré levemente al darme cuenta que era imposible retener el llanto y dejé que saliera apretando mi mano en un puño e intentando retener las ansias de golpear el cristal y sacar de ahí el cuerpo de Yuuta.

No, no debía, el ya no pertenecía a este mundo pero es que dolía, demasiado... y más por que otra de las personas que más quería en este mundo, me había arrebatado otro de mis tesoros.

Algo imperdonable.

En ese momento, escuché algo que no quería escuchar.

-Chicos, me alegra que vinieran, Syusuke necesita de su apoyo más que nadie... –Me giré y mis ojos azules hicieron aparición, ahí estaba todo el equipo encabezado por Tezuka.

Que Hipócrita es.

Me separé del féretro de Yuuta y me encaminé hacia ellos, mi mirada talvez causaba una impresión diferente a la que mi hermana había mencionado ya que Eiji había dado un pasito hacia atrás, Oishi había puesto una cara de consternación y los demás solo se tensaron, incluyendo a Ryoma, pero Tezuka....

Tezuka seguía ahí parado con un ramo de flores blancas en sus brazos y no se había inmutado, seguramente sabía lo que había hecho verdad?

Al acercarme, me quedé a un paso de distancia de Tezuka, solo me miraba con sus ojos chocolate detrás de esos cristales crueles que jamás me permitían ver la verdad detrás de esos ojos que se suponía debían ser las ventanas del corazón de Tezuka Kunimitsu.

Apretando los puños no pude más.

Tomé el ramo de sus manos y lo aventé hacia la salida.

-LARGATE!!!!- mi voz desencajada asustó a los presentes ya que todo se quedó en silencio, Tezuka me miraba atento, cuantas veces pedí esa atención, cuantas veces supliqué por una mirada así de su parte.
-Fuji... por favor.
-Vete... largo de aquí... no tienes nada que hacer en este lugar...

Sentí como alguien me tomaba del brazo y me giré para ver, eran Oishi y Eiji quienes me detenían.

-VETE TEZUKA!, NO SEAS HIPÓCRITA!, TU LO MATASTE Y VIENES A DEJARLE FLORES?!, MALDITO ASESINO!!
-Cálmate Fuji, solo fue un accidente....- la voz de Oishi me hizo rabiar aun más.
-TU, MALDITO ARRASTRADO, DEFIENTE A TU ESTUPIDO AMANTE!! –me safé de su agarre y lo aventé a él hacia Tezuka, que lo tomo de los brazos y lo hizo de lado, acercándose a mi.
-Fuji, por favor cálmate... no tienes por que tratar así a Oishi
-DEFIENDE A TU PUTITA Y LÁRGUENSE YA, QUE NO QUIERO VER A NINGUNO DE LOS DOS!!!

Mi garganta dolía y mis ojos ardían, y al parecer mi ultimo grito hizo que Tezuka tomara del hombro a Oishi, le dijera algo y salieran de ahí, yo... caí de rodillas llorando aun más fuerte.

Es que dolía el saber que aparte de haberme engañado no sé cuanto tiempo con Oishi, todavía de haber matado a mi hermano se atreva a venir en un momento como este a traer flores para el funeral de mi hermano, es un desgraciado hipócrita y completamente manipulador, un desgraciado, Tezuka no era más que un hipócrita que se escondía detrás de su mascara fría.

Eso era él.

Me sentaron en el sofá y Eiji se quedó a mi lado diciéndome incoherencias o cosas graciosas que complementaba Momoshiro, pero no tenia ganas ni de sonreír, así que me disculpe y me levanté para salir de la sala.

Oishi y Tezuka estaban afuera pero no les hice gran caso, solo me encaminé hacia la calle y comencé a caminar sin rumbo alguno, no habían muchas cosas, era una zona por demás fría y solitaria, mucho mejor para mi estado de animo, no quería escuchar nada, no quería ver a nadie, no quería hacer nada, quería solo encerrarme.

En verdad que esto estaba fuera ya de mis manos.

Mi caminata se extendió por mucho tiempo y regresé a la funeraria donde me quedé solo en la puerta sentado, al parecer ya era la hora de ir a despedir a Yuuta completamente, no quería, no deseaba hacerlo pero debía de ir, no es cierto?

Me levanté y me dirigí hacia adentro para ver como terminaban de dar algunos rezos tontos y cerraban el ataúd, aquel que solamente una vez toqué y que tuve que separarme de él al escuchar llegar al equipo.

Encabezado por aquel hipócrita de Tezuka.

Suspiré hondamente y mi hermana se me acercó para abrazarme y yo no hice nada, solo me safé de su agarre y caminé hacia la salida para ir directamente al auto y subirme en el asiento de atrás junto a la ventana, ni una palabra, ni un gesto, no había ya nada que decir.

La travesía de transportar a Yuuta desde la funeraria hasta el panteón la pasé mirando por la ventana, el paisaje que no le ponía atención ya que no me di cuenta cuando entramos en un cono estilo carretera, estaba en medio de un hermoso bosque, ahora que recuerdo el panteón familiar aquí está.

Estábamos ya por llegar....

Suspiré hondamente y miré hacia el frente del auto, Papá conducía y la carroza fúnebre iba delante de nosotros a un velocidad moderada, mis ojos se fijaron completamente en esta, era elegante y completamente en negro con detalles plateados, encima de la carroza iban un par de coronas de flores que habían puesto con el nombre de Yuuta en los listones del centro.

Me sentía exhausto pero aun faltaba lo más doloroso.

Cuando llegamos, y los autos se detuvieron, me tardé en bajarme, aunque desde donde estaba veía perfectamente como mi Papá y varios de mis tíos bajaban el féretro de Yuuta, aunque Yumiko se me acercó.

-Necesitan otro par de manos Syusuke... por favor, ayúdales...

En ese momento bajé del auto y me acerqué, todos se me habían quedado viendo, talvez por el espectáculo que había dado hace un rato en la funeraria, realmente poco me importaba si pensaban lo que pensaran, suspirando me quedé parado mirando el ataúd de madera y después de estirar mi mano, tomé la agarradera y lo cargue junto a mis tíos y yo enfrente junto a mi Padre.

Yuuta no pesaba mucho.

Cuando llegamos al hoyo donde debíamos de enterrarlo, se me arrugó el corazón y tenia ganas de aventarme yo primero y después que bajaran a Yuuta, quería irme con él.

Suspiré y dejé sobre los cordones elásticos el féretro y me hice hacia atrás debajo de la carpa para que el sol no me diera en la cara y me hice hasta atrás de todo el tumulto de gente para pasar desapercibido y vi como el ataúd de madera oscura comenzaba a bajar y no pude resistir, lagrimas de nuevo volvían a aparecer en mi rostro, pensé que ya se me habían secado los ojos.

Cuando comenzaron a echarle los puños de tierra yo me di la media vuelta y me fui muy lejos, perdiéndome entre las lapidas blancas para sentarme en el pasto ya lejos de todo lo que me recordara a la muerte, aunque era inútil el ambiente estaba impregnado al aroma mortal, al final de los días de las personas.

De Yuuta.

Bajé mi rostro y suspiré hondamente de nuevo, no quería seguir así, debía de vengar la muerte de mi hermano, hacerle pagar al asesino todo lo que estoy sufriendo, cada cosa, cada sentimiento hacérselo sentir mil veces más.

Dejé que una vez más las lagrimas salieran de mis ojos y después de eso miré el cielo gris que ahora se posaba sobre mi cabeza, comenzaría a llover en cualquier momento.

Me levanté cuando sentí la primera gota de lluvia y después el aguacero se soltó de forma desesperada, como si estuviese llorando de dolor igual que yo, aunque no lo entiendo, ahora en el cielo es donde estaba mi hermano, debía de llorar de felicidad por recibir un alma tan pura como la de Yuuta

Me encaminé hacia los autos, veía que mi hermana me llamaba y se acercaba a mi con una sombrilla para cubrirme, le miré y me abracé a ella.

-Nee-san....
-Tranquilo Syusuke, Yuuta está en mucho mejor lugar ahora, descansa completamente y ya no necesita cuidados, ahora él cuida de nosotros...
-Cierto pero... lo quiero conmigo.
-Yo también Syusuke, yo también....

Me llevó al automóvil y me senté donde había llegado, no quería bajarme de ahí aunque me lo habían pedido para ir a comer. Ni siquiera comí ese día otra vez.

Llegando a casa me recosté en la cama después de que mi Nee-san me pidiera de favor que fuera a el Internado de Saint Rudolph para dar de baja a Yuuta, me dieron todos los papeles necesarios y yo solamente me metí a mi cuarto dejando los papeles dentro del fólder azul sobre la mesita de mi escritorio y después me dejé caer en la cama bocabajo.

Mañana sería otro día.

------------------------------------------Venganza III -------------------------------------------

Abrí los ojos perezosamente y bostecé lo más que pude mientras me estiraba y después miraba fijamente al techo, estaba pensando en todo lo que había pasado el día anterior, seguía con ese dolor en el alma y desde ahora prometía no volver a mantener mis ojos azules fuera del contacto de otros.

Debían de ver mis verdaderos ojos.

Me levanté para ver los papeles de Yuuta y detenerme a las ansias de aventarlos lejos, destrozarlos, encenderles fuego, desaparecerlas, pero tenia que hacer tramites antes de pedir una copia para saciar mis ansias de hacer eso.

Me metí al baño para olvidarme de todo y suspirando dejé que el agua me relajara y fue entonces que mi estomago pidió en un grito desesperado por alimento que le había negado por casi tres días.

Salí con una sonrisa suavecita en mis labios mientras que comenzaba a buscar ropa adecuada, hoy no iría a la escuela con tal de ir a dar de baja a mi hermano en el internado, aunque ahora que lo pienso, espero no tener que toparme con Mizuki, realmente no deseaba verlo, aunque le haya visto en el funeral de ayer llorando cual magdalena en los brazos del capitán.

Hipócritas... estábamos rodeados de hipócritas.

Salí de mi casa después de haber desayunado algo decente que había encontrado y llevaba en mis manos el fólder azul donde llevaba todos los papeles y en ese instante, llegué a el internado.

Recordé en ese entonces cuando despedí a Yuuta en la puerta de la casa, cuando se fue tan lejos, escapando exactamente de mi, del fantasma que yo era para él.

Era triste el saber que yo, quien más le quería terminaba siendo una pesadilla que atormentaba sus sueños y que realmente terminaba molestándolo al grado de que no quisiera verme más, que me cambiara por alguien que seguramente le cuidaría más.

Sin darme cuenta, ya había terminado los tramites, y era extraño por que no me hicieron esperar mucho tiempo, rápidamente me atendieron y me habían dado el papel de baja de Yuuta, no había nada más que hacer en el Internado.

Cuando iba de salida, en el pasillo directamente a las escaleras, me encontré con el que menos quería encontrarme.

Mizuki Hajime.

-Fuji-san...
-¿Qué quieres?
-Solo quería hablarte, compartimos algo muy doloroso para ambos... podríamos...
-No, No quiero saber lo que tengas que decirme... –

Mis ojos dejaron de verlo y seguí caminando, cuando noté que me obstruía el paso en las escaleras...

-Quítate...
-No te encierres en ti mismo.
-Quítate... –cerré los ojos para calmarme.
-Deja que los demás te ayuden, Fuji-san...

No lo pensé y lo empujé para que se quitara, pero fue una muy mala idea, las escaleras estaban detrás de él y se fue hacia atrás.

No pude alcanzarle aunque en realidad no hice gran esfuerzo por hacerlo, y vi como caía por las escaleras, varios escalones golpeando su cuerpo que seguramente había sido una o muchas veces tocado por mi hermano.

Mi hermano.

Bajé las escaleras y me quedé parado a su lado.

-Te lo mereces por intentar quitármelo antes... esto es lo que nunca pude hacerte cuando él aún vivía.

Caminé, lentamente caminé por los pasillos dejando a Mizuki ahí tirado, sin auxiliarle para nada, vi sangre pero no me importó, Mizuki debía pagar también el haber separado a mi hermano de mi.

Con ese mismo paso lento, llegué a mi recamara después de haber entregado debidamente los papeles a mi madre, excusándome de que no quería hablar, solo dando las indicaciones necesarias y diciendo que solo quería descansar.

Después de comer algo sencillo, subí las escaleras lentamente acordándome de la cara de Mizuki en el suelo, estaba inconsciente, seguramente se golpearía la cabeza, pero dicen que hierba mala nunca muere, Mizuki estaría vivo, aunque golpeado.

Sonreí ladinamente, no, yo no era tan puro como Yuuta, por eso me permitía el hacer semejantes cosas, y esto no era nada a lo que le iba a hacer a el verdadero asesino de mi hermano.

Los días pasaron lentamente y mi vida había vuelto a ser meramente la normal, sin contar que traía un rencor más arraigado en mi corazón que cualquier otro, tenia sed de venganza y tenia que saciarla de un modo u otro.

Comencé a hacer pequeñas notas en hojas de colores llamativos, en postitos y los dejaba en el casillero de Tezuka dentro de los vestidores, todos con las mismas leyendas.

“ASESINO!”

“VETE AL INFIERNO”

“NO MERECES VIVIR”

“MUERETE”

“TE ODIO MALDITO”

Eran cositas, detalles que sabia que afectaban a Tezuka, lo sabía por que veía cuando las leía, sus ojos se afilaban y su cuerpo se tensaba, sus manos temblaban, estaba dando exactamente donde más quería, en la confianza de si mismo, en su orgullo de ser como es, estaba convenciendo a Tezuka de la verdad, le estaba haciendo ver el moustro que era.

Después de haberlo sacado completamente, lo destrozaré lentamente y poco a poco iré tomando lo que me pertenece...

Su vida.

Sonriente, miré hacia la luna de esa noche, estaba terminando las notas del siguiente ahora eran más crueles, eran hojitas de papel de color rojo sangre, con letras sangrientas en color negro, las pondría no solo en su casillero, si no en su salón de clases, en sus libros, en las canchas, en cualquier lado donde lo viera, donde le recordara lo que era.

El bastardo asesino de Yuuta y Syusuke Fuji.

Posted by Algodón de Azucar @ 2:51 PM

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