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Wednesday, November 14, 2007

Cartas

Titulo : Cartas
Título del Capitulo : Baian
Autora : Algodon de Azucar
Serie : Saint Seiya
Pareja : Eo de Silla y Baian de Caballo de Mar
Status : Completo
Número de Palabras : 2,214
Advertencia : Romántico

Hoy, he aprendido que Kanon no es lo que aparenta ser... que Kanon solo me usaba para satisfacerse el mismo y olvidar a su hermano... olvidar que el tiene más que admiración y amor fraternal por su hermano gemelo, el caballero de Géminis...

Me sentí tan mal al saber la verdad, al escuchar que entre sueños, lo mencionaba y me al abrazarme me susurraba su nombre, u al intentar recordar la noche que pasamos untos, me di cuenta de que en cada gemido que dejaba escapar su garganta, no era mi nombre el que clamaba... era el de él...

Saga de Géminis...

En ese momento me safé de su agarre, cuando le pedí una explicación, fue tan... tan cínico al decirme que si... que al que amaba era a Saga, y que yo solo era un refugio cuando Saga no estaba disponible para complacer los bajos instintos del gemelo menor... me sentí humillado... pisoteado...

Con el corazón arrancado y hecho añicos... cual frágil de cristal...

En ese momento salí de su pilar en donde nos encontrábamos, y Kanon ni se digno a seguirme, sabia lo que hacia, sabia que yo le proclamaba un gran amor que no-tenia limite y que a él... simplemente no le importó.

Siento que mis ojos arden de las lagrimas... siento como mi corazón se oprime y como me voy cayendo en el abismo de la depresión... mis suspiros son entrecortados por el llanto y quisiera emborracharme hasta olvidar, sacar de mi mente y de mi corazón cada caricia que Kanon me dio, dejar de sentir como el sigue aquí...

Como quisiera olvidarlo.....

Suspiro tras suspiro... y recuerdo, unos ojos brillando con picardía, con un brillo de travesura que a veces me sacaba de quicio, y otras más me arrancaba una sonrisa divertida por su comportamiento tan infantil...

Sin quererlo, ya estoy sonriendo... su sonrisa de ironía que a veces me frustraba, por que parecía que se burlaba de mí, y ahora que lo pienso, Eo debía saber lo que Kanon escondía, talvez por eso, se comportaba así cuando me veía cerca del Griego de ojos verdes...

De nuevo este sentimiento de melancolía me apresa... de nuevo siento como, su sonrisa encantadora, sus ojos perspicaces, sus facciones tan casi perfectas, vienen a mi mente y me hacen sentirme un completo tonto, enajenado a él... a su ser...

Como me gustaría que dentro de mi corazón dejara de estar Kanon, Kanon y solo Kanon...



Baian dejó la pluma en el escritorio y se recargo en la silla para poner una mano en su frente y la otra descansaba en su bien formado abdomen...

No sabia cuanto había pasado, pero ya eran semanas desde que Eo, se había marchado del templo marino sin dar explicación alguna, Sorrento solo le comentó que se había ido para olvidar.... pero la duda le picaba de vez en vez cada que pensaba en el Chileno de ojos rosas, sonrió suavemente cuando recordó el día en el que Kanon se burló de su único color de cabellera... ese día Kanon mordió el polvo más de una vez...

Suspiró suavemente...

- Eo, Eo... donde estás?.. – dijo suavemente mirando hacia la ventana de enfrente de su escritorio, la cual mostraba exactamente – coincididamente- con el Pilar del Pacifico Sur.

Suspiró de nuevo y se recargo con sus codos en la mesa, para entrelazar sus dedos a la altura de su boca... y mirando hacia el pilar, se sintió extrañamente vacío al recordar que Eo no estaba debajo de las aguas del mar como todos los demás generales estaban... solo Eo de Scylla faltaba...

Se levantó de su asiento para caminar hacia la ventana y mirando hacia el pilar sonrió... no sabia él por que pero le encantaba estar cerca del Chileno de ojos juguetones y sonrisa irónica, talvez por que le hacia sentir bien, por que le hacia sonreír...


... y eso hacia que lo extrañara...

... o quizá... no era solo eso...

sintió una presión en el pecho, y la necesidad de salir en dirección de ese pilar, dejando el suyo propio, como pocas veces lo hacia, y esas pocas veces era para entrar enajenado en la cama del gemelo menor...

Frunció el ceño y cuando estuvo depuesto a salir del estudio, caminar el pasillo que le llevaría a la puerta, se detuvo a un lado del escritorio y miró la hija de papel con la pluma encima de esta... reconoció su letra y sonrió... tomo dicho trozo de papel y la pluma entre sus manos, las acaricio y salió de ahí cerrando suavemente su despacho...

Caminó el amplio pasillo hacia la puerta, cuando poso su mano en la perilla de la puerta, suspiró, pensando, si a Eo le gustaría la idea que él fuese a su Pilar al no encontrarse en casa.

Estuvo por desistir, pero algo dentro de el, le gritaba que no se preocupara, que fuese al pilar vecino... al pilar que le ayudaba a el suyo a sostener el gran océano del Pacífico.

Suspiró de nuevo y salió de su pilar en dirección al de Eo, caminando entre los corales, recordaba cada una de las travesuras que Eo le hacia a el y a Kanon cuando estaban juntos... y se volvía a preguntar como tantas veces... el por que Eo hacia semejantes cosas...

Talvez algún día se enteraría, talvez alguna vez Eo le diría el por que disfrutaba haciendo enojar al Comandante de Dragón marino, y de paso a él mismo... y sin darse cuenta cuando, llegó a las escaleras del Pilar...

Se detuvo para ver hacia arriba, y contemplo majestuoso el pilar... después bajó su mirada para comenzar a subir las escaleras que lo llevaban a la parte privada del Pilar.

Baian, sin mucho esfuerzo entro al pilar de Eo, todo estaba reluciente, aunque con una ligera capa de polvo en cada mueble, pero era lógico, Eo tenia semanas de no haber vuelto, eso le preocupaba de cierta manera. Suspiró entrando hacia el despacho del General de Scylla, y por respeto, no revisó las cosas que estaban encima del escritorio de caoba, simplemente se sentó en el sillón confortable...

Al estar sentado, se le vinieron a él, las memorias, recuerdos... el cómo se habían conocido el Chileno y el mismo, sonrió cuando recordó a aquel Chileno tímido que se sonrojaba a cada acción de ternura hacia el chico de pelos rosas, le encantaba recordar el cómo aquel chico era en tiempos anteriores... y se dio cuenta... que le dolía la manera de ser de Eo en estos momentos.

Después se levantó de ahí, dejando la hija y la pluma sobre el escritorio, quería conocer a Eo, quería saber que fue lo que le hizo cambiar tanto en tan poco tiempo... así que comenzó a caminar, cada pilar aunque parecidos por fuera, eran tan diferentes. Baian lucho mucho para encontrar la habitación del pelirosa, y al encontrarse con la ventana abierta, se acercó a cerrarla con lentitud, no tenia prisa, no sabia el por que pero le gustaba estar ahí...

Era una sensación que ni con Kanon había vivido, eso le estremecía, eso le erizaba la piel y de cierta manera lo asustaba... después se sentó en la confortable cama de Eo, una cama matrimonial de dos plazas pulcramente vestida con un par de sabanas rojas carmesí, con decorados blancos, deduciendo, ese seguramente era el color favorito del General de Scylla.

Después se dejo caer en la cama, y sintió como el aroma de Eo, estaba impregnado en toda la cama, y sonrió, al sentirse abrazado por ese embriagante olor que era el que desprendía la cama de su compañero de armas... sonrió satisfecho, y de pronto, tuvo la sensación de que los brazos fuertes de Eo lo abrazaban con una ternura que jamás se hubiese imaginado en él...

Baian se quedo enajenado en esa sensación, no quería salir de ella, olvidándose de todo lo que había en ese momento fuera y dentro de su mudo, solo estaban Eo y él... se imagino lo suave que seria la piel del Chileno, también sintió como si los delicados y finos labios del chico pelirosa se posaban sobre los suyos... suspiro...

- Te extraño.. –susurró sin querer... y abrió los ojos suavemente, se acababa de dar cuenta de algo... extrañaba de una manera extraña a Eo... era algo que no había sentido antes, algo que le llenaba de desconcierto, queriendo saber del Chileno lo más rápido posible, más... al levantarse de la cama, vio la cómoda al lado de la cama, y la curiosidad le llevo a abrir el cajón, encontrando un sobre muy bien adornado con el sello de Scylla y al voltear a ver el remitente... se sorprendió...

Para: Baian de Caballo de Mar

“..... la guerra del amor de mi vida... “



Se quedo atónito al ver aquella nota detrás del sobre, y no dudo en ningún momento en abrir el sobre, teniendo el sumo cuidado de que no se maltratara el sello de Scylla, al abrir el sobre, se encontró con un par de hojas blancas que estaban bien dobladas dentro del sobre.

Sacó las hojas con suavidad y dejo el sobre a un lado de la cama para desdoblar lentamente las hojas, su pulso palpitaba lentamente... después aceleró de emoción, una emoción que no entendía... hasta que... leyó algo que le dejo casi de piedra...

A veces me reprendo a mi mismo de solicitar tan demandante una mirada tuya, y recurrir a los planes más bajos en los que he caído con el simple hecho de que sé que de alguna forma me miraras, aunque sea con esa mirada fría y arrogante hacia mis acciones y yo...

... y yo simplemente te regalo una sonrisa burlona y una mirada picara, como un niño que ha hecho una gran travesura.... y ha salido muy bien esa pequeña travesura.



Baian sintió en el mundo se le caía encima, y sonrió con lagrimas traicioneras en los ojos... después de cerrar un poco los ojos y acercar la suave superficie de papel a sus labios, la separó para seguir leyendo con tal calma, que quería grabarse cada palabra de esa carta... cada... letra...

Suspiró, estaba cerca del final de la carta, y le temblaban las manos a cada que leía más... y suspiró con fuerza... después miró por la ventana y miró su pilar.. se dio cuenta de que Eo, le podía ver desde su habitación, y sonrió con agrado... Eo era una caja de Pandora para él, y este nuevo descubrimiento le hacia dudar más y más que Eo haya cambiado por querer hacerlo realmente...

Y el sentimiento de culpabilidad le invadió...

Negó con la cabeza para bajar a ver el siguiente contenido de la carta... poco a poco, cada párrafo se iba convenciendo, de que Eo, pera él era algo más que un simple compañero de armas, se daba cuenta del por que cada que Eo estaba cerca de Kanon y de él, cuando estaban juntos estos últimos dos, Bian se comportaba extrañamente más cariñoso de lo normal con Kanon, y el Dragón de Mar lo había intuido...

Más cuando Kanon le reclamo eso, Baian negó rotundamente algún tipo de romance con Eo, y ahora... se daba cuenta que ... era para llamar la atención del Chileno, cosa que lograba, pero, no de la forma que deseaba... no en la que quería en realidad...

Cada palabra de las finales anotaciones del Chileno en esa carta, le estaban rompiendo el corazón, en especial, ciertas líneas que repitió varias veces...


Pero el pensar... que ni siquiera te acordarás de mi... me estremece de tristeza... me hace sentirme tan débil que no sé si seré capaz de dejar mi pilar, sin que al partir te voltee a ver, y con una sola mirada tuya, sea cual fuere el tipo de mirada que me regales, sé que no me resistiré más... y correré hacia ti, diciéndote la verdad... entregándome a este amor obsesivo por ti..

....

.....

Pero el pensar... que ni siquiera te acordarás de mi...



En ese momento frunció en ceño notoriamente y arrugo su nariz... su rostro se contrajo, y apretó la sabana que tenia agarrada desde hace tiempo, cuando cambió de hoja, a la cama... y apretó furiosamente...

- ¿Cómo... como piensas eso?... Eo... Te extraño... –dijo en un susurro, las palabras ya no le dejaban ver bien la carta, así que soltó su agarré en la cama y se limpió las lagrimas... y...

Al ver el final de la carta, sintió que si corazón se estrujaba...

Pero no, mi orgullo es más grande que eso, sé que lo soportaré... y me iré tan lejos, que no me encontrarás, no quiero volverte a ver, mientras te siga amando de esta forma tan ciega...


Te amo Baian...

Eo de Scylla



Simplemente ver plasmado su nombre por enésima vez en esa carta, ver con que amor y dolor escribía las ultimas palabras de esa carta... Baian entendió por fin el por que de tanta farsa... y dejando caer las lagrimas cuales ríos salvajes por sus mejillas... arrugo la carta apretándola a su pecho...

- Eo... Eo... vuelve... – dijo cayendo en la cama del Chileno, la cual intento recibirlo lo más cómodamente posible, pero había que ser sinceros... no había nada que hiciera que Baian se sintiera mejor... nada....

Posted by Algodón de Azucar @ 2:45 PM

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